Y aún así, pretende venir a dar lecciones.
Sí, el mismo que fue repudiado por el pueblo —no en redes, no en columnas: en la calle, con huevazos y gritos— ahora se quiere colocar como defensor del agua, del campo y del movimiento, cuando todos en Chihuahua sabemos que su verdadero talento ha sido siempre la grilla y la traición calculada.
Y hay que decirlo con todas sus letras: durante las internas de Morena, Loera no apoyó a Claudia Sheinbaum. La saboteó. Le hizo campaña negra.
Jugó abiertamente para el equipo de Adán Augusto y no se quedó corto: mandó colocar espectaculares en todo el estado con los que intentaba minimizar a la entonces candidata y hoy presidenta, todo para enaltecer a su actual coordinador de bancada.
Eso es lo que lo mueve: el cálculo, no la convicción. La conveniencia, no la lealtad.
Mientras él se dedicaba a operar en contra de quien hoy dirige los destinos de México, yo estaba aquí, sumando, reuniéndome con empresarios, con la sociedad civil, con mujeres, con jóvenes, con liderazgos comunitarios reales, fortaleciendo al movimiento desde el territorio.
Y hoy, que la presidenta Claudia Sheinbaum nos ha pedido construir unidad, Loera responde con lo único que sabe hacer: dividir.
Ya atacó a Mayra Chávez, delegada federal de los programas del Bienestar, representante directa de la presidenta.
Hoy me ataca a mí.
Y ya van varios compañeros y compañeras del movimiento a quienes ha señalado, traicionado o denigrado públicamente.
Pero que quede claro:
Cuando Loera ataca a Mayra, no ataca a una persona: ataca a los programas sociales del gobierno federal.
Y cuando me ataca a mí, no está atacando a Brenda Ríos: está atacando a una diputada del movimiento, a una mujer que defiende a la presidenta y a la Cuarta Transformación.
Una mujer que ha tenido el valor de señalar las corruptelas del cártel inmobiliario, frente al cual Loera siempre guarda silencio.
Porque a él no le interesa enfrentar al PAN, le interesa dividir a Morena.
¿Qué autoridad cree tener Juan Carlos Loera para hablar del tema del agua, cuando fue precisamente durante su gestión como delegado federal que se desató el mayor conflicto hídrico en Chihuahua?
En 2020, agricultores de Ojinaga lo retuvieron por más de 15 horas por permitir la extracción de agua de la presa El Granero para cumplir el Tratado de 1944.
En 2021, en Delicias, fue enfrentado públicamente por agricultores que lo acusaron de traicionar al campo, gritándole "¿dónde está el agua?"
Y todo esto mientras vehículos eran incendiados y presas saqueadas por una política que Loera nunca defendió con firmeza.
Y no olvidemos que Juan Carlos Loera tiene denuncias públicas de corrupción que jamás ha aclarado.
Si tiene algo que responder, que lo haga ante el movimiento.
Porque mientras se llena la boca de moral, hay expedientes, testimonios y procesos sin resolver.
Y hay algo que ya es público y evidente: Juan Carlos Loera es un hombre profundamente misógino y violentador político de mujeres.
Por eso nos ataca a las mujeres del movimiento.
Porque no puede con mujeres libres, con mujeres con voz, con mujeres que no le deben nada.
Por eso anuncio que presentaré una denuncia formal ante la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia de Morena, por violación a nuestros estatutos, por minar la unidad del movimiento y por actuar sistemáticamente en contra de la voluntad del pueblo que representamos.
Loera no representa la unidad. Representa el oportunismo, el doble discurso, la misoginia y la traición.
Y Morena no puede seguir tolerando a quien golpea a la presidenta, a sus programas, a sus representantes y al pueblo que construye la transformación.
La transformación se construye con convicción, con memoria y con respeto al pueblo.
Y si alguien aún trae el rostro marcado por el repudio de Delicias, con el hedor a huevo podrido por aquel episodio de rechazo del pueblo a su actitud y lo mínimo que debería hacer… es no escupir hacia arriba.