Dos familias quedaron enterradas por avalanchas el domingo en Filipinas mientras se refugiaban en sus viviendas por un nuevo tifón, que mató a por lo menos 16 personas e inundó más de 10 poblaciones del país asiático que buscaba recuperarse de una tormenta anterior.
El tifón Parma llegó apenas ocho días después de otra tormenta que causó en Manila la peor inundación en cuatro décadas y mató a casi 300 personas. La tormenta del sábado llevó más lluvias a la capital, lo que demoró las tareas de limpieza y empeoró la situación.
Parma dejó una huella de destrucción a través del norte de Filipinas el sábado, pero perdonó a la capital, Manila. Luego se dirigió al mar y el domingo por la noche se mantenía a unos 100 kilómetros (menos de 60 millas) de la costa, donde se esperaba que permaneciera durante los próximos tres días, dijeron los pronosticadores.
Su posición estaba lo suficientemente cerca de Taiwán como para causar lluvias torrenciales en la isla, donde soldados evacuaban algunas poblaciones y llenaban bolsas de arena en preparación para las posibles inundaciones.
En Filipinas, una familia de cinco integrantes, entre ellos un niño de un año, murió cuando su casa en la provincia de Benguet quedó enterrada por un deslizamiento de tierra por las lluvias que trajo el tifón, dijo el superintendente principal de la policía filipina Loreto Espineli. En otra aldea cercana, agregó, siete personas, incluida otra familia de cinco miembros, sufrieron la misma suerte.
La noche del domingo, Parma era un torbellino sobre el Mar del Sur de China. La presencia de otro tifón al este de allí sobre el Pacífico lo impulsaba de regreso hacia Filipinas, dijo el pronosticador en jefe del gobierno Nathaniel Cruz. No se esperaba que llegara a la costa de nuevo, pero podría generar fuertes lluvias durante tres días, agregó.