Dicen que cuando no quieres estar, hasta el camino se pone difícil. Este fin de semana, la presidenta Claudia Sheinbaum estuvo en Baborigame, entregando tierras a los pueblos originarios en el corazón de la Sierra Tarahumara. Un evento de alto simbolismo y fuerte carga política. Pero a la hora de tomarse la foto oficial, la silla de la gobernadora Maru Campos quedó vacía.
Según el comunicado del Gobierno del Estado, su ausencia fue por un "problema logístico". Lo que no dicen es si el problema fue el helicóptero… o las prioridades. Porque mientras Sheinbaum bajaba hasta lo más profundo de la Sierra a entregar justicia agraria, Maru abandonaba el evento antes de que comenzara, dejando claro que el territorio puede ser el mismo, pero las rutas políticas son muy distintas.
Y mientras la jefa del Ejecutivo federal estrechaba manos rarámuri, sí hubo figuras de Morena que dieron la cara y ocuparon su lugar en el escenario: ahí estuvo Ariadna Montiel, secretaria del Bienestar; el diputado Cuauhtémoc Estrada, líder de la bancada morenista en el Congreso local; y Brenda Ríos, cercana al equipo presidencial, que se ha convertido en una pieza visible en la estrategia de la 4T en Chihuahua. Porque cuando se trata de tierra, justicia y territorio, la 4T no deja los espacios vacíos… los llena.
Y mientras eso pasaba en la sierra, el campo chihuahuense sigue atrapado en otra crisis: la del gusano barrenador, que ya provocó el cierre de la frontera estadounidense al ganado local. Millones de pesos en pérdidas para los productores del norte del estado, que piden soluciones urgentes, no comunicados diplomáticos. Pero, ¿dónde está la reacción del gobierno estatal? ¿Alguien se asomó a los corrales? ¿Alguien ya fue a ver lo que representa esta plaga para la economía rural? Porque mientras las reses dejan de cruzar, los funcionarios siguen cruzados de brazos.
El abandono de la Sierra y el silencio ante la crisis ganadera son dos caras de la misma moneda: una desconexión profunda entre el poder estatal y la realidad que vive el pueblo chihuahuense. No es solo logística, es política. No es solo ausencia, es mensaje.
Porque cuando una presidenta camina entre la gente y una gobernadora toma la ruta contraria, la señal no es de colaboración: es de distancia.