Hoy es 06 de Octubre de 2024

Por Kamel Athie

De acuerdo a información de Conagua, los ríos y arroyos de México constituyen una red hidrográfica de 633 mil kilómetros de longitud. Por los cauces de los 50 ríos principales, fluye el 87% del escurrimiento superficial de la república y sus cuencas cubren el 65% de la superficie territorial continental del país.

Por la superficie que abarcan, destacan las cuencas de los ríos Bravo y Balsas, y por su longitud, destacan los ríos Bravo y Grijalva-Usumacinta. Los ríos Lerma, Nazas y Aguanaval pertenecen a la vertiente interior.

Dos tercios del escurrimiento superficial se dan en los cauces de siete ríos: Grijalva-Usumacinta, Papaloapan, Coatzacoalcos, Balsas, Pánuco, Santiago y Tonalá, a la vez que sus cuencas representan el 22% de la superficie de nuestro país.

Anualmente México recibe del orden de 1,489 miles de millones de metros cúbicos de agua en forma de precipitación. Se estima que el 73.1% se evapo-transpira y regresa a la atmósfera; el 21.1% escurre por los ríos y arroyos, y el 4.8% restante se infiltra al subsuelo de forma natural y recarga los acuíferos. Tomando en cuenta las exportaciones e importaciones de agua con los países vecinos, así como la recarga incidental, el país cuenta con 462 mil millones de metros cúbicos de agua dulce renovable, por año, a lo que se denomina disponibilidad natural media.

La disponibilidad media per cápita de agua a nivel nacional disminuye con el aumento de la población, ya que la disponibilidad natural media total se divide entre un mayor número de habitantes.

Dice Conagua que la disponibilidad natural media per cápita de agua a nivel nacional disminuirá de 4,090 metros cúbicos por habitante por año en el 2010 a 3,815 en 2030.

Abunda expresando que en algunas regiones hidrológico-administrativas del país, el agua renovable per cápita alcanzará en 2030 niveles cercanos o incluso inferiores a los 1,000 metros cúbicos por habitante por año, lo que se califica como una condición de escasez grave.

Por ejemplo, las fuentes de información señaladas advierten que las regiones hidrológico-administrativas: la Península de Baja California, VI Rio Bravo y XIII Aguas del Valle de México, presentarán niveles bajos de agua renovable per cápita, destaca la última ya que actualmente presenta un nivel extremadamente bajo.

Dicha información enciende focos amarillos, o sea de prevención en el sentido de que se debe tener especial cuidado con el agua subterránea, ya que su sobreexplotación ocasionará el abatimiento de los niveles freáticos. Señala que los hundimientos están provocando que se tengan que perforar pozos cada vez más profundos, además de las afectaciones a los ecosistemas. Cabe aclarar que la mayor parte de la población rural depende de manera significativa del agua subterránea, y en algunas zonas áridas la dependencia es total.

Para aprovechar mejor las potencialidades hidro-geográficas que ofrece el país y atemperar los efectos de las sequías, son diversos los esfuerzos que se han hecho por los gobiernos desde principios del siglo pasado, tanto en el marco legal, como en el ámbito institucional y en la construcción de infraestructura.

El Dr. David Korenfeld Director de la Conagua, en una presentación que hizo en la Comisión de Agua potable y Saneamiento de la H. Cámara de Diputados en 2013, informó, que de las más de 4,462 presas y bordos en México, 667 están clasificadas como grandes presas conforme a la Comisión Internacional de Grandes Presas. La capacidad total de almacenamiento del país es de 150 mil milímetros cúbicos.

Debe destacarse que de los 6.3 millones de hectáreas, 4.2 se riegan con aguas superficiales, en tanto que 2.1 con agua subterránea proveniente de pozos que están siendo sobreexplotados y por lo mismo, atentan contra la frontera agrícola que se tiene en el riego. Se advierte también que 3.3 millones de hectáreas se operan en 80 distritos de riego, mientras 2.9 millones de hectáreas se manejan en 30 mil unidades pequeñas de riego.

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