Con una gran fiesta en el Estadio del Nido de Pájaro de Beijing, la capital china clausuró los Juegos Paralímpicos y dio por terminado su verano más internacional, en el que asombró al mundo con su capacidad de organización y sus impresionantes estadios y dominó el podio olímpico y paralímpico.
En otra fantasía oriental a cargo del director y coreógrafo Zhang Yimou, Beijing apagó el pebetero olímpico y dio por finalizado mes y medio de fiesta que quedará en las retinas de los pequineses durante décadas.
Como símbolo del fin de verano "festivo" , millones de hojas rojas de arce inundaron la atmósfera en el interior del Nido, creando una imagen única que se completó con un apabullante derroche de fuegos artificiales (más incluso que en los Olímpicos) y la bella danza de las mil manos de Guanyin, llevada a cabo por bailarinas chinas sordas.