La imagen fue captada en el poblado de San Ángel, Durango; refleja el nivel al que ha llegado en ese lugar el terror de sus habitantes a ser víctimas de sicarios y narcotraficantes que mantienen asolada la región.
La fotografía acompañada de una amplia nota informativa aparece publicada hoy en el periódico Reforma.
Inicia la información señalando: Aunque las autoridades federales aseguran tener el control total del territorio nacional, la violencia del narcotráfico está resucitando en México prácticas de la Edad Media.<7em>
Y luego explica:
Así como las poblaciones europeas se escudaban tras fosas y muros contra el pillaje, en Durango, al menos dos poblados, San Ángel y Cuauhtémoc, del Municipio de Cuencamé, se aislaron con zanjas para evitar que sicarios secuestraran y robaran.
Y, aun con esta defensa, varios habitantes ya fueron "levantados".
Una madrugada de la semana pasada, sujetos armados entraron por sorpresa a San Ángel y se llevaron a cuatro personas, identificadas sólo como José García, un sobrino de este y dos jóvenes de la familia Delgado, informó ayer el diputado local Bernardo Ceniceros.
Fue precisamente tras un fallido intento de secuestro de los angelinos Tobías y Gilberto Delgado, padre e hijo, que este poblado, de 250 habitantes en su mayoría agricultores de frijol, decidió en enero protegerse contra los delincuentes.
Una fosa de más de medio metro de profundidad fue abierta con la ayuda de una retroexcavadora luego de que decenas de ciudadanos se enfrentaran a balazos con sicarios para evitar el secuestro de los Delgado mientras llegaban elementos de la Policía Preventiva de Cuencamé.
Después del suceso, la población decidió abrir la zanja alrededor del pueblo y dejar abierta una sola entrada, de unos 10 metros, vigilada por los habitantes.
"Fue idea de todo el pueblo poner la zanja. Fue todo el pueblo. No sé quién consiguió el trascavo", dijo Abelardo López, otro habitante de San Ángel. "Tuvimos que (hacerla), pues ¿qué más hacemos?".
Además, acordaron que "defensas rurales" del pueblo saldrán a enfrentar a los delincuentes en caso de que vuelvan a la comunidad, localizada a unos 150 kilómetros al sureste de la ciudad de Durango.
En este año, en el Municipio de Cuencamé se han registrado siete secuestros o "levantones".
Esa es la realidad en Durango, donde la defensa ahora es con zanjas. ¿Seguirán las fosas que rodeaban los castillos?