Cuando el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, anunció este martes una «nueva ofensiva económica», omitió explicar al país un par de grandes verdades: que no hay suficientes divisas para pagar todas las importaciones, algo grave en una economía tan dependiente de ellas, y que con la política en curso no hay manera de aumentar las reservas internacionales, dada la reducción de la producción de petróleo y de minerales, como el oro.
En su último informe económico semanal, de uso interno, el Gobierno de Venezuela admite tener un problema de volumen de reservas internacionales. A 15 de abril, las reservas totales se habían reducido a 20.603 millones de dólares, lo que supone un desplome del 33% respecto al volumen que se registraba a comienzos de 2013.
A lo largo del último año la caída ha sido pronunciada y constante. En su progresivo descenso, las reservas ya traspasaron hace diez meses el umbral del nivel óptimo señalado por las propias autoridades económicas venezolanas, que es de 26.850 millones de dólares. El listón ya se rebajó en ocasiones previas acompañando el encogimiento de la economía venezolana. Así se hace constar en el informe del Ministerio de Planificación del pasado miércoles, obtenido por ABC.
La situación actual
A partir de ese dato del Ministerio, proveniente del Banco Central de Venezuela, varios expertos deducen que las reservas líquidas podrían estar en torno a los 600 millones de dólares. Se trata de un volumen crítico para un país del tamaño y condiciones de Venezuela, que cuenta con una población de 31 millones de habitantes.
Al cruzar los datos relativos a las divisas liquidadas por la Comisión de Administración de Divisas o Cadivi, desde su creación en 2003, y los volúmenes de importaciones en los últimos diez años, queda a la vista un desfase importante.
Por un lado, en 2012 y 2013, años en los que la situación del país comenzó a deteriorarse, Cadivi se quedó corta en su liquidación de divisas respecto al coste de las importaciones, produciéndose un déficit conjunto de 4.774 millones de dólares. Algo que se habría acentuado entre enero y marzo de 2014, ya que fuentes en contacto con las autoridades monetarias venezolanas aseguran que en el primer trimestre de este año únicamente se han liquidado 1.200 millones de dólares (entre Cadivi y su sucesor Sicad), frente a la media trimestral de 12.847 millones de dólares del año pasado.
Por otro lado, en los años previos, Cadivi liquidó mucho más volumen que el necesario para las importaciones llevadas a cabo, lo que supone una notable irregularidad: entre 2003 y 2011, hubo en conjunto una liquidación de 74.913 millones de dólares cuya finalidad se desconoce y que bien podrían haber engordado fortunas basadas en la corrupción.
Las reservas internacionales
El comportamiento de las reservas internacionales se corresponde con el descenso de los ingresos por las exportaciones –básicamente petroleras–, que en 2013 fueron de 88.962 millones de dólares, frente a los 97.340 de 2012. Esto es consistente con la menor producción de petróleo, que en febrero se situaba en 2,87 millones de barriles diarios, de acuerdo con las cifras de la OPEP, a las que el Gobierno venezolano regresó desde el pasado mes de septiembre, después de varios años ofreciendo números propios claramente más altos. Con todo, ese volumen de producción sigue pareciendo ficticio, pues los ingresos obtenidos más bien apuntarían a una producción de 2,3 millones de barriles diarios, de acuerdo con el precio oficial de 101,2 dólares que tuvo el barril en 2013.
También ha habido descensos importantes en la producción de minerales. La de oro bajó un 64,1% entre febrero de 2013 y febrero 2014 (ese último mes se extrajeron apenas 97 kilos de oro, frente a los 700 kilos que se habían alcanzado algunos meses de 2010). También fue notable la reducción de producción de hierro, cuyas ventas disminuyeron un 49,8%. La venta de vehículos ha bajado en el último año un 86,1%.
De acuerdo con el informe del Ministerio de Planificación, en febrero de este año la inflación acumulada fue del 5,8% y la anualizada se situó en el 57,3%. Sorprende que no se incluyeran los datos de marzo, lo que probablemente reflejaría una situación de aún mayor deterioro. La escasez de productos en febrero fue del 29,4% en las redes de distribución oficial.