Las papeletas y las urnas ya están en Slaviansk. El bastión insurgente al este de Ucrania ha recibido esta mañana el material que ha llegado camuflado en un camión de una tienda de mobiliario de cocinas que ha logrado burlar el cerco del Ejército. «Votaremos y si nos molestan, responderemos. Estamos dispuestos a matar por defender la consulta», ha declarado el autoproclamado alcalde de esta ciudad de 120.000 habitantes, Viacheslav Ponomariov, en una rueda de prensa en la que ha mostrado la papeleta que se empleará mañana. Los ciudadanos deberán responder a una única pregunta que es: «¿Está a favor de la independencia de la República Popular de Donetsk (RPD)?» Una pregunta idéntica a la que se votará en la vecina provincia de Lugansk.
Slaviansk es una excepción dentro del mapa del este del país en el que los separatistas apenas controlan una docena de edificios oficiales por lo que el desarrollo de la consulta se presenta muy complicado. Esta ciudad está fuertemente tomada por paramilitares que han blindado el centro a base de barricadas de todo tipo y la sensación es que cada vez llegan más milicianos.
Los prorrusos proclamaron el 7 de abril la RPD tras la toma de la administración regional de la capital de la provincia y, pese a la sugerencia de Vladimir Putin de retrasar a consulta, siguen adelante con sus planes de referéndum «para responder al clamor popular», argumentó el jueves el líder separatista, Denis Pushilin, tras la asamblea popular en la que se discutió la petición del presidente ruso. La vecina Lugansk sigue los pasos de Donetsk y también abrirá centros de voto, en total «esperamos que participe como mínimo el 60 por ciento del electorado», señaló Pushilin. En las dos provincias viven unos 7,5 millones de personas y son el corazón industrial de Ucrania.
Ni Kiev, ni la comunidad internacional reconocerán un proceso cogido con hilos, sin presencia de observadores y q se desarrollará en ambiente de una guerra civil cuyo último episodio fueron los combates de ayer en Mariupol, en la costa del mar de Azov, en los que al menos cinco personas perdieron la vida.