Por: Por Kamel Athie
Los fenómenos naturales que afectan hoy día a millones de habitantes del planeta, no habían sido observados y mucho menos analizados con profundidad por las generaciones del siglo pasado, probablemente porque el impacto de dichos fenómenos era tan bajo y poco perceptible, que no llegaron a constituir una preocupación para el gobierno y la sociedad.
Se trata del calentamiento global, efecto invernadero, disminución de los glaciares, inundaciones, ciclones, tornados, sequías, incendios y de la gradual desertificación. Otro tipo de calamidades, se relacionan con los sismos, con los incendios, y también con la hambruna que padecen cientos de millones de seres, explicable por el comportamiento errático de la naturaleza, pero también por el errático comportamiento de los líderes mundiales.
Este problema no es cosa menor, pues según la FAO, afecta a 250 millones de personas, y pone en riesgo el sustento de mil millones de habitantes de 100 países, a causa de la menor productividad de las actividades agropecuarias. Al igual que otros países de América Latina, México sufre las consecuencias del cambio climático, a causa del calentamiento global.
Se pronostica que los próximos años se caracterizarán por las sequías, acelerándose la pérdida de las masas de hielo, la contaminación del agua potable, y la gradual pérdida de los bosques. A su vez, estos impactos ambientales se traducirán en problemas de salud pública, de disminución en la producción de alimentos y disponibilidad de agua dulce, además de la destrucción de infraestructura y de poblados completos, así como el incremento de incendios.
Los impactos del cambio climático en el tercer milenio según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), relacionados con el agua, el campo y la biodiversidad serán las siguientes:
1. La tercera parte de la población mundial, mil 700 millones, vive en países en los cuales escasea el agua y considerando su índice demográfico, se prevé que su número crezca a 5 mil millones en 2025.
2. El cambio climático provocará que disminuya aún más la infiltración hacia los mantos acuíferos, principalmente en países de Asia Central, África Meridional y los que limitan con el Mediterráneo. No obstante, por el aumento de la precipitación pluvial, el volumen puede crecer en otros países y regiones.
3. Las temperaturas más elevadas acentuarán la evaporación, lo que a su vez multiplicará la demanda de agua de riego.
4. La calidad del agua se deteriorará por el aumento de su temperatura y la presencia de contaminantes y desechos de escorrentías e inundaciones. La calidad podría degradarse más si disminuye su circulación.
5. La temperatura media global se dice, será 1°C mayor en 2025 que en 1990, y 3°C más a finales del siglo XXI. Si se aplicaran ciertas medidas de control se retardaría el calentamiento global, aunque sin detenerlo, pues se necesitaría reducir 60% las emisiones contaminantes para mantener las concentraciones en los registros de hoy.
6. En los climas secos, pequeñas variaciones podrían alterar sensiblemente los niveles de escorrentía, por lo que es posible que aumente el estrés hídrico en numerosas regiones del mundo, en especial en Asia Central, el Mediterráneo, África Meridional y Australia.
7. El aumento de la temperatura y la disminución de la humedad del suelo hará que las sabanas sustituyan a los bosques tropicales en el este de la Amazonia. Asimismo, en algunas regiones de América Latina, la vegetación de tierras áridas remplazará a la vegetación de tierras semiáridas.
8. La extinción de especies en muchas áreas de América tropical disminuirá la exuberante diversidad biológica que la distingue.
9. La productividad agraria y pecuaria disminuirá, comprometiendo la seguridad alimentaria de los pueblos latinoamericanos; es decir, se incrementará el número de personas amenazadas por el hambre. En zonas templadas mejorará particularmente el rendimiento de los cultivos de soya.
10. La modificación de los patrones de precipitación pluvial y la desaparición de los glaciares en el Antártico, tendrán un efecto muy significativo en la disponibilidad de agua para el consumo humano, agrícola e hidroeléctrico.
En lo personal creo que la vida humana es tan breve, que no alcanza a observar en toda su magnitud, el comportamiento de la naturaleza en periodos largos. Sin embargo estoy convencido de que las actitudes irracionales del ser humano en las diversas latitudes ha contribuido a modificaciones sensibles en ese comportamiento.
Desde luego que Chihuahua no puede sustraerse a los efectos del cambio climático, pues la entidad ha experimentado largas y recurrentes sequías, que han impactado en menor disponibilidad de agua superficial y en las recargas de los acuíferos subterráneos y superficiales. Chihuahua, también ha contribuido en alguna medida a las modificaciones del cambio climático, en virtud de la progresiva deforestación en el macizo forestal más grande del país. Esto provoca la erosión de los suelos, la ausencia de lluvias y el arrastre de suelo hacia los cuerpos de agua y al mar.
Por todo lo dicho, es impostergable cuidar la ecología, el medio ambiente y en especial el agua, antes de que la naturaleza continúe protestando contra la irracionalidad, el abuso y los excesos que se cometen cotidianamente contra ella… y este mundo que nos ofreció limpio y lleno de riquezas se convierta en inhabitable.
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