El Gobierno israelí retuvo las transferencias de los ingresos fiscales que recauda en nombre de los palestinos, en represalia por la decisión palestina de presentar documentos a Naciones Unidas para integrarse a la Corte Penal Internacional de La Haya, informó la prensa local el sábado.
Bajo los actuales acuerdos de paz interinos, Israel recauda impuestos a nombre de los palestinos y los transfiere mensualmente a la Autoridad Palestina.
Un funcionario israelí, que habló bajo condición de anonimato, dijo que el primer ministro, Benjamin Netanyahu, decidió, en consulta con los ministros de su gabinete, congelar una transferencia mensual prevista por unos 500 millones de shekels israelíes (cerca de 125 millones de dólares), de la que los palestinos dependen para hacer funcionar su Gobierno y pagar los salarios de los funcionarios civiles.
Si logran unirse a la CPI, los palestinos podrían acusar de crímenes de guerra a Israel.
La medida transformó las relaciones del presidente palestino Mahmud Abbas con Israel de tensas a abiertamente hostiles.
La intención de los palestinos es presionar a Israel a que se retire de los territorios ocupados que los palestinos demandan para un futuro Estado.