El secretario de Defensa de Estados Unidos, Mark Esper, se desmarcó este miércoles del presidente, Donald Trump, al rechazar el despliegue del Ejército sin el visto bueno de los Estados para contener la espiral violenta desatada por la ola de protestas contra el racismo. "No apoyo la invocación de la Ley de Insurrección", ha dicho en declaraciones a la prensa, "estas medidas solo deberían utilizarse como último recurso y en las situaciones más urgentes y extremas. No estamos en una de esas situaciones ahora".
Trump advirtió el lunes que recurriría al Ejército para frenar el vandalismo si los gobernadores de los Estados, competentes en esta materia, no lo logran con sus propias fuerzas policiales y con el despliegue de la Guardia Nacional, un ejército de reservistas que dependen de ellos. El jefe del Pentágono, nombrado por Trump hace menos de un año, lo rechazó: "Siempre he pensado que la Guardia Nacional es más adecuada para lidiar con cuestiones domésticas", subrayó.
El presidente ha enarbolado con fuerza la bandera de la "ley y el orden" en este conflicto y, con su amenaza sobre las Fuerzas Armadas, ha tropezado, como refleja la discrepancia pública de Esper. Este justificó este miércoles ante la prensa no haber hablado hasta ahora sobre las protestas, que comenzaron por la muerte de un afroamericano en Minneapolis por un arresto policial brutal. "Ya llevamos una semana en esto más o menos. Y cuando miras a la escalada, han sido 72 horas, quizás unas 96. Pero creo que es importante hablar claro y compartir lo que vemos, de nuevo, como algo establecido: el racismo que existe en América y cómo lo vemos como algo establecido", dij