Las protestas y negativas que actualmente se dan contra los trangénicos llegaron a que las autoridades mexicanas lo tomen en cuenta en las políticas públicas.
Hace algunos años, poco se sabía sobre los Organismos Genéticamente Modificados (OGM), que son organismos vivos que han sido creados artificialmente manipulando sus genes, según los define Greenpeace.
Las técnicas de ingeniería genética consisten en aislar segmentos del ADN (el material genético) de un ser vivo (virus, bacteria, vegetal, animal e incluso humano) para introducirlos en el material hereditario de otro.
En europa por ejemplo, la legislatura establece que aquellos alimentos elaborados con semillas o animales transgénicos deben advertirlo en el exterior del empaque. En México se busca que esto suceda también.
Recientemente, el gobierno de Chihuahua y la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) admitieron que sí existen plantíos transgénicos en la entidad.
El pasado 25 de diciembre de 2007, Greenpeace exigió tanto a las autoridades de Chihuahua como a las federales, la implementación de un sistema de inspección y vigilancia en la frontera norte para evitar el tráfico ilegal de semillas transgénicas, en especial de maíz, así como un sistema de monitoreo en todo el territorio nacional,
Luego de una serie de denuncias de Greenpeace y el movimiento Sin Maíz no hay País, el gobernador José Reyes Baeza Terrazas, se comprometió a erradicar los sembradíos de OGM.
Baeza Terrazas también se comprometió a crear medidas de bioseguridad para evitar que la contaminación transgénica se esparza, entre ellas el transporte confinado y controlado de la cosecha contaminada; así como a pedir al Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica) que amplíe el monitoreo en el estado (22 mil hectáreas además de las 70 ya admitidas) para ver qué tan extendida está la contaminación genética.
También, prometió exigir a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y a Sagarpa -responsables por ley- monitoreos in situ y certificación en la frontera norte para asegurar que las semillas de maíz importadas de Estados Unidos son libres de transgénicos.
Y sancionar a los responsables de la contaminación transgénica del maíz, por acción y por omisión.
Sin embargo, el gobierno de Chihuahua no es el único que ya externó su posición sobre los OGM.
El gobierno del Distrito Federal (GDF) busca que la ciudad sea decretada zona libre de siembra de maíz transgénico, y para ello se lleva a cabo el Programa de Protección al Maíz Nativo del Altiplano Mexicano, afirmó la secretaria del Medio Ambiente local, Martha Delgado.
Delgado dijo que también en la ciudad se cultivaron en la ciudad de México seis mil 235 hectáreas de maíz y el consumo diario de este producto procesado en tortilla fue de dos mil 312 toneladas en 2007, por lo que, dijo, es el cultivo de mayor importancia nutricional no sólo de la capital sino del país en general.
Lo que no precisó la funcionaria fue dónde quedaron esas semillas moficadas.
Delgado Peralta señaló que la conservación de semillas nativas en el país se ve amenazada por la presencia de transgénicos, y en el caso de la ciudad se detectó una contaminación transgénica en la siembra del maíz. Ante ello, dijo, se decidió impulsar un programa de protección.
Pese a que en el tema de los OGM aún es insuficiente la información, el tema ya está en la agenda y en las políticas públicas de dos entidades federativas.