La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) advirtió en 2007 al Congreso de la Unión que la degradación del poder militar de las Fuerzas Armadas "es tan notable que en los próximos cinco años puede tornarse irreversible".
Un año después, la urgencia planteada por la Defensa no ha sido atendida a fondo. Para este 2008, la dependencia ejerció el mayor presupuesto de su historia, pero no fueron autorizados los programas que el alto mando consideró vitales para garantizar la soberanía, la seguridad interior y sobre todo, la modernización como institución armada.
En octubre del año pasado el general Guillermo Galván presentó a diputados y senadores, en encuentros por separado, el estudio Agenda. Panorama General del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos, en el cual advirtió del grave rezago histórico que pesan sobre ambos cuerpos militares, por lo que planteó un mayor presupuesto para rubros estratégicos.
El documento expone tal "desarticulación, desproporción y desajuste" en el plano militar, que la situación se traduce en limitaciones tácticas y técnicas "tan graves que los inhabilitan para actuar en operaciones de defensa del Estado mexicano".
La composición de las demandas militares, contrastadas con lo otorgado en el presupuesto ejercido durante 2008, indican que el esfuerzo legislativo se quedó corto.
La Sedena solicitó la adquisición de 12 aviones F-16. Estos aparatos, señala el texto, tienen "muy superiores prestaciones técnicas y tecnológicas a las que poseen los F-5 con que contamos actualmente".
Otra urgencia planteada fue la creación de cuatro baterías antiaéreas (una por año) para ser instaladas en igual número de lugares en el sureste del país. Su costo total se estimó en 3 mil 40 millones de pesos, y se esperaba la autorización del Congreso para la aprobación de cuatro partidas por 760 millones de pesos que iban a ser ejercidas desde 2008 hasta 2011. Nada de lo anterior fue autorizado.
En otro apartado, la Sedena planteó sin éxito crear 10 mil plazas para el Cuerpo de Fuerzas de Apoyo Federal.