Puso el tema de la crisis política de Honduras, a prueba, a las estructuras democráticas del mundo latinoamericano. En el que Manuel Zelaya sale del poder a través de un piquete de hombres armados que lo mandan a Costa Rica al exilio.
Hubo la reprobación de muchos presidentes, entre ellos Felipe Calderón, hubo también la reprobación del entonces Presidente de la Cámara de Diputados Cesar Duarte, y muchísimos más. Pero tenemos que ver la crisis política desde el punto de vista de los hondureños, y en análisis debe ser completo.
El Presidente Zelaya fue sujeto a requerimiento por parte de la Fiscalía, del Tribunal Superior de Cuentas, de la Procuraduría, del Congreso Nacional, del Comisando, de los Derechos Humanos, etc, etc. Quienes no pedían la destitución del Presidente, pero si pedían que respetara la Constitución. Requerimientos que el Presidente nunca atendió.
En pocas palabras, el Presidente de ese país violó la ley, estaba por disolver al Congreso para tomar el poder de manera omnímoda, se volvió de una izquierda razonada a una izquierda radical. falló a la Constitución y para colmo de sus males trató de reformar el único artículo que no se puede reformar en ese país, y es el de la reelección, que por su puesto no se le permitió.
Hemos visto otros Golpes de Estado, en otros momentos de América Latina. De los más recientes, el que se lo dió a Hugo Chávez, y en una reunión del Grupo de Río, el primero en encabezar la necesidad de regresar a Hugo Chávez al poder, fue el presidente Vicente Fox que dijo ‘‘el señor llego por la vía de las elecciones y es Presidente Constitucional de Venezuela’’.
Pedro Carmona, que era el Presidente del Congreso, tomó el poder, y el apoyo de los países latinoamericanos hizo que Hugo Chávez regresara al poder después de la intentona golpista.
¿Qué pasa con Venezuela hoy? Y ¿Qué pasa con Hugo Chávez hoy?
No quiero con esto hacer comparativos, sino el llevar el terreno del Golpe de Estado a la reflexión política en nuestros tiempos.
Por eso, ahora que vamos hacia unas elecciones para gobernadores el próximo 2010. Para evitar los grandes problemas que un proceso electoral y reflexivo te puedan conducir, veamos por quien votamos, razonemos porqué votamos y entendamos que la democracia implica una responsabilidad, primero que nadie, de nosotros, del pueblo.
Por: Gerardo Salazar