Desde muy temprana edad, Isabel Gardea Espino se hizo el firme propósito de romper los paradigmas de su entorno social para dedicarse a estudiar y así mejorar su calidad de vida.
Hoy, a sus 30 años, Isabel es soltera y no tiene hijos aún, ya que su sueño de niña de estudiar sin parar le ha valido contar a la fecha con una licenciatura y una reciente maestría en Salud Pública y Epidemiología.
Oriunda de una ranchería cercana al poblado de Norogachi, municipio de Guachochi, y de raza tarahumara, Isabel reconoce que en definitiva fue el apoyo de sus padres lo que le abrió los ojos para darse cuenta que el estudio era la única posibilidad que tendría para procurárse una vida mejor.
"Las mujeres a mi edad ya están llenas de hijos. Se dedican a atenderlos y buscarles alimento, y no saben que la vida esta llena de otras muchas cosas que conocer y de las cuales aprender y con las que se puede servir a la familia y a la comunidad", dijo Isabel.
"Yo no quería llevar una vida así de simple, por que cuando comencé a estudiar me daba cuenta que había muchas otras cosas que hacer y que podría vivir mejor, y que la escuela era la llave para entrar a ese mundo", añadió.
Isabel Gardea Espino comenzó sus primeros estudios gracias al trabajo comunitario de las Hermanas pertenecientes a la orden de El Sagrado Corazón de Jesús, que sirven en Norogachi con educación primaria y albergue para niños y niñas que vienen de rancherías y que requieren hospedarse toda la semana.
Luego, al ingresar a la secundaria, se tuvo que mudar al poblado de Creel, a unas 6 horas de su hogar, pero donde encontró la calidez de una familia con las mismas hermanas de El Sagrado Corazón de Jesús, así como por parte de la Fundación José A. Llaguno, cuyo apoyo económico fue el factor determinante para que Isabel pudiera concluir su educación media superior.
En 2002, Isabel ingresó a la UACH, a la Facultad de Enfermería y Nutriología, en donde culminó sus estudios como Licenciada en Nutriología. Ahí compartió, aunque de manera breve, aulas con su hermana Cristina, quien siguiendo el ejemplo de tenacidad y constancia de Isabel, siguió todos y cada uno de sus pasos hasta la misma facultad, de donde se tituló como Enfermera, y actualmente ejerce su profesión en el emblemático Hospital Central Universitario.
Al culminar con este reto, Isabel ya no tenía un paso más en mente. Ella misma señala que quería incorporarse en 2008, fecha en que egresó de la UACH, al mundo laboral.
Sin embargo, en ese momento llegó alguien a su vida quien la motivó a continuar. El maestro Horacio Echavarría, entonces coordinador del Programa de Educación Básica para Niños y Niñas de Familias Jornaleras Agrícolas Migrantes (PRONIM) y hoy Subsecretario de Educación, estaba en contacto estrecho con los alumnos de origen indígena que cursaban su educación en la UACH, y le ofreció a Isabel una beca para una maestría, en la institución que ella eligiera, nacional o extranjera.
"La verdad es que la insistencia del maestro Horacio es la que me hizo postularse como candidata. Me interesa mucho el tema de salud comunitaria, así es que elegí como primera opción el Instituto Nacional de Salud Publica, ubicad en Cuernavaca, ya que desde que estaba en la carrera admiraba sus programas de estudios a sus maestros".
Isabel reconoció que el acompañamiento estrecho que tuvo del maestro Echavarría y de sus colaboradores fue similar a la motivación que encontró en sus padres muchos años antes, lo cual fue la diferencia entre quedarse en el camino o continuar con sus estudios.