A pesar de la más reciente muerte, los organizadores del Mundial afirmaron el martes que no están sacrificando la seguridad de los obreros para acelerar las obras para el torneo del próximo año en Brasil.
La organización dice que los accidentes pueden suceder
"Nunca ha habido una conversación de que haya que hacer cosas a medias para tener los estadios listos", indicó Ron DelMont, administrador de la oficina de la FIFA en Brasil, en una entrevista con un pequeño grupo de periodistas.
DelMont dijo que la FIFA "en ningún momento" insinuó que se reduzcan las medidas de seguridad, y afirmó que "todo lo que hemos pedido está dentro de las leyes y las guías gubernamentales".
"Tengo que decir que es un poco frustrante que hagan esa insinuación, que el evento es mucho más importante que la seguridad de los obreros, porque no se trata sólo de la seguridad de los obreros, también es la seguridad de los espectadores", apuntó. "Así que no arriesgamos nada".
Un obrero murió el sábado al caer desde 35 metros mientras trabajaba en el techo del estadio Amazonia en Manaos. Fue el segundo accidente fatal en ese estadio en menos de un año, y la quinta muerte en una instalación mundialista en los dos últimos años.
En la misma entrevista, el viceministro de Deportes, Luis Fernandes, señaló que está "bastante seguro" que las tasas de accidentes en los estadios del Mundial están "bastante por debajo" de aquellas en otros sectores de la construcción en Brasil.
"Es una tragedia para todos nosotros, pero yo no lo atribuiría a algún tipo de presión indebida", expresó Fernandes sobre la muerte en Manaos. "Hay accidentes cuando tienes tantos miles de trabajadores".
Señaló que las compañías constructoras en casi todos los estadios "tienen mucha experiencia" y son internacionales. Prometió castigos "con todo el peso de la ley" a cualquier empresa que viole las leyes brasileñas.
"Esas leyes de protección laboral tienen que aplicarse", expresó.
Dos obreros murieron cuando una grúa colapsó el 27 de noviembre mientras levantaba una pieza metálica de 500 toneladas del estadio de Sao Paulo, donde se realizará el partido inaugural de la Copa del Mundo. El año pasado, un obrero murió en la construcción del estadio en Brasilia, y el otro deceso en Manaos fue en marzo.