Hoy es 28 de Noviembre de 2024

"El hooliganismo es un fenómeno cuyo origen se ubica en la década de 1960, con el surgimiento de subculturas en Gran Bretaña donde los jóvenes buscaban un espacio ante la crisis social y económica que había dejado el fin de la Segunda Guerra Mundial".

México, una vez más fue nota internacional en materia de violencia, las imágenes suscitadas el pasado fin de semana en el Estadio Jalisco, en donde grupos de fans, aficionados, barras, hooligans, o como usted les guste llamar, al terminar el partido de futbol iniciaron una pelea campal en las gradas de dicho estadio, dejando varios elementos de seguridad heridos, familias enteras quedaron sin aliento al ver a cientos de seudo-aficionados, en condiciones alcohólicas y/o de intoxicación, desatar su furia como si fueran animales contra porras contrarias, o elementos de seguridad pública. La tradición del futbol, el deporte más popular del país y del mundo, donde miles y miles de familias acuden cada partido a disfrutar en familia los juegos de la Selección Nacional o de su equipo de preferencia, ya no es permitido usar tu jersey o playera de tu equipo favorito, porque algún hooligan puede golpearte hasta dejarte medio muerto y sin camisa, no les importa si son niños, mujeres o adultos mayores.

México, un país que ante los ojos del mundo es considerado violento debido a su historial, recordemos que en la época del expresidente panista Felipe Calderón, ocupamos el segundo lugar internacional, sólo después de Irak, un país en guerra ancestral, por registrar altos índices de inseguridad y violencia, crímenes, asaltos, extorsiones y secuestros estaban a la orden del día, México estaba marcado por alertas internacionales, que promovían no visitar al país. Aquel desafió del Gobierno mexicano contra las bandas del crimen organizado desataron la guerra contra el narco, las calles se tornaron rojas de sangre, el ambiente olía a miedo, lamentablemente las secuelas persisten.

Hoy por imágenes y videos de la prensa nacional y de las redes sociales, somos considerados de nueva cuenta un país inseguro, ahora por el tema del futbol, desde la llegada a los estadios, en lugares de mayor afición y fobia contra otros equipos, como D.F., Jalisco, Hidalgo, Coahuila, Nuevo León, cientos de jóvenes secuestran camiones urbanos, destinados al transporte colectivo, para ellos manejarlos y llegar al estadio en ellos, al estar en sus asientos, gritan peladeces y groserías durante todo el encuentro, deje usted esto, avientan ante las multitudes vasos de orines, para culminar el encuentro con peleas al puro estilo callejero.

Hace más de 15 años que los incesantes cánticos de aficionados, las banderas y las burlas dan color cada semana a los estadios mexicanos con las barras de aficionados. Primero fue la Ultratuza del Pachuca, después La Rebel de los Pumas, La legión 1908 de las Chivas y la Monumental, del América, para que el futbol nacional fuera contagiado con otro tipo de porras conformada en su mayoría por jóvenes. Estas barras no quedaron exentas de la "enfermedad inglesa" heredada del hooliganismo, arraigada en Gran Bretaña y las barras bravas sudamericanas, donde la rivalidad entre los aficionados de distintos equipos ha derivado en violencia fuera de las canchas.

Ante los últimos hechos de violencia, porque ya se habían registrado otros en la historia futbolera nacional, la Cámara de Diputados aprobó la ley que sanciona los hechos violentos que se generen en estadios de futbol y eventos deportivos. La cual se aprobó con 317 votos a favor, 34 en contra y 17 abstenciones, dicha ley castigará con hasta 4 años de prisión a los aficionados que participen en riñas dentro de inmuebles deportivos. Además se creará un listado de personas vetadas, las cuales serán boletinadas en todo el país y se les negará el acceso a cualquier escenario deportivo.

Para algunos, este ordenamiento tiene inconsistencias toda vez que pena doblemente conductas ya establecidas en el Código Penal. La ley castigará a los aficionados que lancen objetos a la cancha que pongan en peligro la integridad física de los asistentes, a quienes invadan la cancha sin autorización o a quienes participen en riñas al interior de un estadio deportivo.

Gabriel Regino, exsubsecretario de Seguridad Pública del Distrito Federal y catedrático en Criminología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), recuerda que "el fanatismo", de cualquier índole, está en las personas, una ley no va a extirparlo. Lo provoca la educación, o la falta de ella, acciones de negociación preventivas, las cuales deben hacer las empresas y autoridades. Dijo: "El hecho de que se expida una ley no hará que un estadio sea más seguro, bajo ninguna circunstancia… Es como pensar que, como hay un código penal, no habrá homicidios… La ley no resuelve ni previene problemas".

Mucho menos si las sanciones ofrecen la posibilidad de ser pagadas con dinero, así lo aseguro. El sistema penal mexicano permite salir bajo fianza a quienes reciben penas menores a cinco años, lo que debiera haber son penas más rigurosas, es decir, la pena privativa, de cinco años un día, para no alcanzar el beneficio de salir bajo fianza, porque se considera casi lo mismo que imponer una multa.

La solución es trabajar en campañas de prevención y mejorar la educación en México, la cárcel no es el camino para detener la ola de violencia que se ha generado en el futbol mexicano y que debido a los hechos del sábado pasado en el Estadio Jalisco, aceleró la aprobación de una iniciativa de Ley que castiga con penas de prisión los hechos de violencia dentro y fuera de los estadios.

Otros consideran, que la Federación (FMF) es quien lleva la responsabilidad mayor, toda vez que no cuentan con un protocolo de prevención, anteponen el dinero al espectáculo sano y familiar. Señalan que la misma Federación sabe quiénes son los hooligans que acuden a cada partido, incluso hay información veraz que en el estadio Jalisco no existen cámaras de vigilancia, requisito indispensable, ya que lo establecen los "reglamentos de la FMF". El sobrecupo de ese juego fue muy grande y por ende no se dieron abasto los policías para detener la furia futbolera.

El hooliganismo es un fenómeno cuyo origen se ubica en la década de 1960, con el surgimiento de subculturas en Gran Bretaña donde los jóvenes buscaban un espacio ante la crisis social y económica que había dejado el fin de la Segunda Guerra Mundial. En su libro Understanding football hooliganism, el investigador australiano Ramón Spaaij encuentra similitudes en este fenómeno del futbol que se replicó en distintos países, relacionado con desigualdad económica, desempleo, las pocas oportunidades de educación, y en otros casos, de cuestiones étnicas. "Sus principales identidades, descansan precisamente en sus vecindarios o barrios, y en sus equipos de futbol". Uno de los eventos más oscuros en el futbol inglés fue el suscitado en el estadio de Heysel en Bruselas, Bélgica, en la final de la Copa de Europa de 1985 entre Liverpool y Juventus, los aficionados del Liverpool derribaron una valla provocando el pánico de los seguidores del club italiano y una avalancha humana que dejó 39 muertos. Los equipos ingleses quedaron excluidos de cualquier torneo europeo en los siguientes cinco años.

En América Latina, en específico en Argentina, el surgimiento de las llamadas barras bravas o hinchadas se da entre los años 1930 y 1940, pero fue en la década de 1960 que subió en su grado de violencia. En esa misma década surgieron las torcidas brasileñas, opuestas a las pacíficas y carnavalescas charangas. En otros continentes como África, la violencia en los estadios también se ha hecho presente con costos mortales. En 2012, Egipto vivió una de sus mayores tragedias durante un juego entre el Al-Ahly de El Cairo y el Al-Masry de Port Said. Al menos 74 personas muertas dejaron los disturbios ocurridos en el estadio de Port Said cuando aficionados se volcaron en masa a la cancha tras el triunfo del Al-Ahly. Los hechos se dieron en medio de la crisis política que se vivía en aquella nación tras la dimisión del presidente Hosni Mubarak.

Chris Whalley, el especialistas que tomó la seguridad del futbol británico y le dio un cambio radical, estuvo en la Argentina reuniéndose con legisladores y allegados a la organización del futbol para hablar sobre el caso inglés y aportar soluciones. ¿Cómo hizo Inglaterra para erradicar a los violentos? Fue un trabajo en equipo largo y complicado, que aún continúa, todos los involucrados coincidían y coinciden: ni a los clubes, ni a los hinchas pacíficos, ni a la policía, ni al gobierno les interesa que haya violentos en los estadios. Hay un fuerte compromiso en luchar contra el mal comportamiento, las primeras medidas fueron, después de la tragedia de Hillsborough, donde 96 hinchas de Liverpool murieron aplastados contra las vallas del estadio de Sheffield, la gente comprendió que la situación debía cambiar, decidimos desmantelar las rejas y los alambrados para cuidar la integridad de los espectadores. La exclusión de los estadios es lo que más le duele al hincha, son fanáticos y quieren ir a los partidos. En el futbol hay violencia porque la sociedad es violenta, en una asistencia de 50 mil personas es lógico que haya un porcentaje de violentos, el club puede controlar el acceso al estadio, puede controlar el comportamiento dentro y si unas personas no respetan las reglas, el club tiene derecho a echarlos, eso ocurre en Inglaterra.

No más violencia, menos en lugares de esparcimiento, de estar en familia, no ejemplos negativos para nuestros niños y jóvenes, que están expuestos todos los días a tomar el camino erróneo, el deporte significa salud, diversión, equipo, solidaridad y familia, no al hooliganismo.

Sumemos voces.