El antropólogo físico Moisés Alejandro Villa Zamorano, quien ha trabajado en el análisis de los restos óseos encontrados el pasado mes de agosto en la zona centro de la Ciudad de Chihuahua, dio a conocer a los medios de comunicación los resultados obtenidos de dicha investigación.
El hallazgo de las osamentas se realizó el día 17 de agosto del 2013, cuando empleados municipales realizaban trabajos de excavación en las calles Libertad y Vicente Guerrero en el Centro Histórico de la Ciudad.
El sitio fue intervenido en primera instancia por personal de la Fiscalía General del Estado, quienes determinaron que los restos correspondían a un contexto de carácter histórico, y fue a partir de entonces cuando se traspasó su resguardo al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en Chihuahua.
El antropólogo Villa Zamorano cuenta con una amplia experiencia en proyectos de investigación arqueológica, y conjuntamente se desempeña como Perito en Antropología Forense en la Dirección General de Servicios Periciales y Ciencias Forenses de la Fiscalía.
En últimas fechas, ha colaborado con el Centro INAH Chihuahua, en el estudio de los materiales bioarqueológicos.
En su informe, indicó que sólo se lograron recuperar los huesos más expuestos y los fragmentos que fueron removidos por las actividades de excavación, y que luego de la limpieza y partir del proceso de análisis, se pudo establecer que los restos pertenecen al menos a 5 individuos distintos: 4 adultos, y por lo menos 1 subadulto.
Asimismo, uno de los cráneos presenta rasgos del sexo masculino, sin embargo, debido al grado de destrucción no se pudieron obtener más datos osteobiográficos.
Están presentes además, tres huesos no humanos de los cuales fue imposible determinar su especie debido a que son muy pequeños y no cuentan con la estructura anatómica que los diferencie.
Una de las acciones más destacadas de este estudio, fue la determinación del número de individuos, lo cual se realizó gracias a la clasificación anatómica de los huesos, y buscando la concordancia entre los fragmentos para reconstruir huesos largos y cráneo.
Es importante señalar que una primera hipótesis indicaba la relación del hallazgo con el Colegio de Nuestra Señora de Loreto ubicado en esa zona en el siglo XVIII, sin embargo, esto es difícil de determinar con exactitud debido a la manera fortuita en que se llevó a cabo el hallazgo, lo cual ocasionó que gran parte del contexto original fuera alterado. "La retroexcavadora alteró significativamente el contexto", señaló Moisés Villa.
Otra parte del informe del antropólogo Villa señala: "Las condiciones de preservación son mínimas en la mayoría de los fragmentos, debido a que están frágiles… en los bordes donde están fracturados los huesos, la coloración es más clara que el resto de la superficie ósea, lo cual es un indicador confiable de que son resultado de un periodo post mortem e incluso se sugiere que ocurrió durante la intrusión de la retroexcavadora y al ser embalados".
Por su parte el antropólogo Jorge Carrera Robles, director del Centro INAH Chihuahua, indicó que estos restos permanecerán bajo custodia de este Instituto, y estarán a disposición para realizar algún otro proyecto de investigación.