Hoy es 28 de Noviembre de 2024

En su primer discurso público en Turquía, el Papa Francisco condenó hoy la violencia terrorista que afecta a Siria e Irak a manos de las milicias del Estado Islámico y advirtió que "es lícito detener al agresor injusto".

Ante el presidente turco Recep Tayyip Erdogan y un grupo de autoridades políticas congregadas en el palacio presidencial de Ankara, lamentó que en esos países "cientos de miles de personas" se hayan visto obligadas a abandonar sus hogares para poder salvar su vida y permanecer fieles a sus creencias.

Constató la violación de las leyes humanitarias más básicas contra los presos y grupos étnicos enteros además de las "graves persecuciones" contra grupos minoritarios, especialmente – aunque no sólo – los cristianos y los yazidis.

Turquía, acogiendo generosamente a un gran número de refugiados, está directamente afectada por los efectos de esta dramática situación en sus confines, y la comunidad internacional tiene la obligación moral de ayudarla en la atención a los refugiados", sostuvo.

Precisó que además de prestar la urgente ayuda humanitaria, la comunidad internacional no puede permanecer en la indiferencia ante estas tragedias.

Reiterando que es lícito detener al agresor injusto, aunque respetando siempre el derecho internacional, quiero recordar también que no podemos confiar la resolución del problema a la mera respuesta militar", indicó.

"Es necesario un gran esfuerzo común, fundado en la confianza mutua, que haga posible una paz duradera y consienta destinar los recursos, finalmente, no a las armas, sino a las verdaderas luchas dignas del hombre", agregó.

En un discurso, pronunciado en italiano, el líder católico lamentó la "guerras fratricidas" que, desde hace demasiados años, azotan al Medio Oriente y las cuales parecen nacer una de otra, como si la única respuesta posible a la guerra y la violencia debiera ser siempre otra guerra y otras de violencias.

¿Por cuánto tiempo deberá sufrir aún el Medio Oriente por la falta de paz? No podemos resignarnos a los continuos conflictos, como si no fuera posible cambiar y mejorar la situación", clamó.

Instó a mantener un compromiso para construir una paz sólida, basada en el respeto de los derechos humanos, para superar prejuicios y falsos temores.

Pidió igualdad, legal y efectiva, tanto para los ciudadanos musulmanes, como para los judíos y cristianos; defendió la libertad religiosa y la libertad de expresión como elementos que fortalecerán la amistad y serán "signo elocuente de paz".

Es preciso contraponer al fanatismo y al fundamentalismo, a las fobias irracionales que alientan la incomprensión y la discriminación, la solidaridad de todos los creyentes, que tenga como pilares el respeto de la vida humana y de la libertad religiosa", insistió.

"De esto tienen necesidad con especial urgencia los pueblos y los Estados del Medio Oriente, para poder invertir el rumbo finalmente y llevar adelante un proceso de paz exitoso, mediante el rechazo de la guerra y la violencia, y la búsqueda del diálogo, el derecho y la justicia", apuntó.