Holanda perdió 2-3 ante la República Checa para culminar un batacazo histórico que dejará sin Eurocopa a una selección que participó en las siete ediciones anteriores y que logró ganar el torneo en 1988.
La Holanda de Danny Blind no tiene nada que ver con la Holanda de Louis Van Gaal que fue tercera en el Mundial de Brasil de hace un año. Es un espejismo de una selección brillante que parece agotada con una generación de futbolistas destinada a cerrar un ciclo brillante de forma errática.
Wesley Sneijder, Robin Van Persie o Klaas-Jan Huntelaar superan la treintena y ante la República Checa fueron la vieja guardia visible de un equipo que echó de menos a su cuarto gran elemento, Arjen Robben, que, lesionado, no pudo acudir a la cita.
Ninguno de ellos estará en Francia, un país en el que Holanda parece no querer jugar la Eurocopa. Allí se jugaron las ediciones de 1960 y 1984 y en ninguna de ellas participó. Tampoco lo hará en la de 2016 para cerrar el ciclo de un anfitrión gafe para la "Oranje".
Su fatal destino parecía escrito. Después de perder y de empatar contra Turquía (3-0 y 1-1), y de ceder otras tres derrotas frente a Islandia (0-1 y 2-0) y contra los checos (2-1), en la última jornada Holanda solo tenía la triste posibilidad de alcanzar la repesca. Era su única opción. Ni siquiera el segundo puesto.
Esa ilusión no se concretó en nada. La República Checa, ya clasificada, sacó los colores a Holanda, que apenas tuvo 10 minutos de inspiración, los primeros, en los que por lo menos fue por la victoria con muchas ganas. Aunque necesitaba una derrota de Turquía ante Islandia, en esos instantes iniciales sacó a relucir su orgullo para lograr tres puntos vitales.