Decenas de miles de brasileños se reunieron el domingo en la ciudad de Recife para despedirse del candidato presidencial Eduardo Campos, cuya muerte hace cuatro días en un accidente aéreo desató un debate sobre su impacto en la carrera electoral.
Los lugareños hicieron filas durante horas para presentar sus respetos ante el ataúd de Campos y participar de una misa al aire libre a la que asistieron muchos funcionarios, incluyendo a la presidenta Dilma Rousseff y a su antecesor, Luiz Inácio Lula da Silva.
Campos, un ex gobernador del estado de Pernambuco, fue velado en la capital estatal a la entrada del palacio de gobierno, en una ceremonia seguida por muchos medios de comunicación.