Hoy es 28 de Noviembre de 2024

En un giro total de la política exterior hacia América Latina y el Caribe en los últimos 50 años, el presidente estadunidense Barack Obama acudió al mismo Capitolio para solicitar al Congreso federal levantar el embargo económico a Cuba.

"Le estamos poniendo fin a una política que expiró hace mucho tiempo", inició Obama en su petición al Congreso en el marco de su Informe sobre el Estado de la Unión, ante una sesión conjunta de las dos cámaras legislativas.

"Este año, el Congreso debe comenzar a trabajar para eliminar el embargo", enfatizó Obama en medio de aplausos de los demócratas y algunos republicanos y el rechazo de los congresistas de origen cubano.

Obama aprovechó su penúltimo Informe sobre el Estado de la Unión para exponer las razones por las que Estados Unidos debe acabar con la política aislacionista que impuso a Cuba hace más de 50 años, y que fracasó en su objetivo de acabar con el régimen castrista que inició Fidel y que ahora está manos de Raúl.

"Cuando lo que estás haciendo no ha dado resultado durante 50 años, es tiempo de iniciar algo nuevo, nuestro cambio de política en Cuba tiene el potencial de poner fin a un legado de desconfianza en nuestro hemisferio, acabar con excusas absurdas para imponer restricciones a Cuba y defender los valores democráticos, así como ampliar nuestros lazos de amistad con el pueblo cubano", definió Obama.

El mandatario, quien el pasado 17 de diciembre en concordancia con La Habana, anunció el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Cuba, citó al papa Francisco (garante para el restablecimiento de los lazos diplomáticos) para resaltar por qué el Congreso estadunidense debe probar una nueva estrategia con la isla caribeña para promover la apertura económica y democrática.

"El Papa Francisco ha dicho que la diplomacia es el trabajo de pasos pequeños, y esos pasos pequeños han creado una nueva esperanza para el futuro en Cuba", recalcó Obama.

En poco más de medio siglo, el tema del embargo económico impuesto a Cuba fue un asunto de política exterior intocable. Pedir su eliminación, por parte de cualquier político en Washington, demócrata o republicano, significaba un suicidio, políticamente hablando.

Con el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Cuba, Obama, en el ocaso de su segundo mandato presidencial, aprovechó su Informe sobre el Estado de la Unión, y que se transmite a nivel nacional, para exigir que por fin se cierre un capítulo condenado casi por toda la comunidad internacional y que nunca arrojó los resultados por los cuales fue creado.

Obama, que dedicó casi en la totalidad de su discurso a hablar de una recuperación económica que muchos aún no perciben, también habló al Congreso, ahora dominado por el Partido Republicano, de la necesidad de legislar sobre aspectos que beneficiarán al futuro de Estados Unidos, como es el caso de la reforma migratoria.

El presidente, quien emitió hace unas semanas órdenes ejecutivas para modificar las leyes migratorias y crear un programa temporal de tres años para empleo y residencia, que beneficia a unos 5 millones de inmigrantes indocumentados, lanzó una amenaza al Congreso republicano.

A los republicanos les recriminó que revivieran o "refritearan viejas batallas sobre inmigración, cuando su obligación es resolver los problemas de este sistema; y si llega a mi escritorio una legislación que no busque concretar estos objetivos, se ganara mi veto".

La semana pasada, la Cámara de Representantes aprobó dos enmiendas en un proyecto de ley que tienen como objeto eliminar los fondos necesarios para financiar la puesta en marcha de las órdenes ejecutivas sobre inmigración.

En su mensaje sobre el Estado de la Unión, el presidente dijo a sus conciudadanos que en lo que le resta de mandato aumentara los impuestos a los ricos, se los reducirá a las familias de clase media, aumentara las oportunidades de empleo, subirá los salarios mínimos y mejorará el sistema educativo nacional, aparte de que subsidiará los préstamos para que todos los jóvenes tengan acceso a una educación profesional.

"La sombra de la crisis ha pasado y el estado de la Unión es fuerte", sentenció Obama.

En el aspecto de la política exterior y la lucha contra el terrorismo, el presidente estableció que después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, Estados Unidos está ganando la lucha a los extremistas y ha puesto fin a dos guerras, la de Irak y Afganistán.

"En lugar de ser arrastrados hacia otra guerra en el Medio Oriente, estamos liderando una coalición amplia, que incluye a naciones árabes para degradar y por último destruir a los terroristas", dijo Obama en referencia al Estado Islámico (EI).

Enseguida acotó que en Siria las ideologías extremistas se están yendo a la bancarrota, pero aclaró que acabar con los grupos terroristas tomará su tiempo.

"Esta noche hago un pedido al Congreso para que demuestre al mundo que estamos unidos en esta misión, y que por eso apruebe una resolución que autorice el uso de la fuerza contra el EI", puntualizó.

Al mismo tiempo, Obama aseguró que como parte de la lucha contra el terrorismo su gobierno no parará en esfuerzos para contrarrestar los ataques cibernéticos, que son actualmente una de las amenazas más peligrosas en el mundo.

"Urjo a este Congreso a que finalmente apruebe la legislación que necesitamos para enfrentar mejor las amenazas envolventes de los ataques cibernéticos, combatir los robos de identidad y para proteger la información de nuestros niños", remató Obama.