Miguel Herrera obtuvo resultados inmejorables en el laboratorio que resultó la minigira de la Selección Nacional por Estados Unidos.
Ante Paraguay, equipo al que doblegó 1-0 con gol de Eduardo Herrera, en el estadio Arrowhead de Kansas City, el estratega reafirmó su convencimiento en que puede armar dos selecciones competitivas para encarar tanto la Copa Oro como la Copa América. Cada una con sus virtudes, especialmente la que arma con elementos que juegan en Europa, con sus carencias, pero en suma bien respaldada por jugadores que dan todo por estar ahí.
Herrera ha encontrado la forma de convencer a sus jugadores de dar su máximo esfuerzo, lo que le ha servido para tener planteles competitivos, con y sin sus elementos estelares y sin importar que se trate de partidos que para él son experimentales.
El Tri juega con el alma, sin negociar el esfuerzo y eso, al menos en el partido de anoche, le sirvió para tomar el control de un partido que lucía complicado desde que Ramón Díaz determinó mandar a su mejor once.
Eduardo Herrera, quien el sábado anterior fue objeto de burlas en redes sociales por los pocos segundos que participó en el triunfo ante Ecuador, encontró su revancha apenas en el minuto dos con su primer tanto con la playera verde, tras rematar con la pierna derecha un buen centro de Juan Carlos Medina. Encaminó el triunfo de un plantel hambriento de trascender.
El gol marcado sirvió para que el Tricolor se revolucionara todavía más, lo que le ayudó a desarticular a su oponente, que lució incapaz de tomar el balón ante la presión ejercida. Los paraguayos debieron meter la pierna para impedir ser aplastados.
Y cuando el encuentro se hizo más denso, apareció el ingenio de Jonathan dos Santos, el jugador más fino en la cancha, además de la fuerza de los jóvenes Jesús Dueñas, Raúl Jiménez, Oswaldo Alanís y Juan Carlos Medina, quienes mantuvieron el dominio.
Incluso, el Tri pudo marcar al menos otro par de goles, pero ahí apareció el portero Anthony Silva para impedirlo. Jiménez, Herrera, Paul Aguilar e incluso Javier Hernández, quien ingresó de cambio, fallaron sus oportunidades, aunque eso no quitó las buenas sensaciones que dejó el experimento del Piojo Herrera.